Todo el mundo sabe que la BBC o British Broadcasting Corporation es una institución tan británica como el Big Ben, la Cámara de los Comunes o la mismísima reina Isabel II; nadie ignora, tampoco, que el prestigio de la BBC es, y ha sido desde su fundación, máximo.
Los franceses también tienen su BBC, y también el prestigio de lo que esconden estas siglas es muy alto. Altísimo. Pero no se refiere al tratamiento de la información, sino al vino, pues tras esas siglas se ocultan Bordeaux, Bourgogne y Champagne, casi nada al aparato; seguramente, ya decimos, los vinos más prestigiosos del planeta.
Vinos franceses, elevados a la gloria por los ingleses, quiénes si no. Además de ser dueños de la Aquitania mucho tiempo, los ingleses llevan siglos adorando los que ellos llamaban "clarets" de Burdeos; hoy, nadie en su sano juicio llamaría "claretes" a esos vinos, míticos en muchos casos: Château Haut-Brion, Château-Latour, Château Lafite, Château Mouton-Roschild, Pétrus, Château Ausone, qué sé yo. Obras maestras de la cabernet-sauvignon y la merlot, que aquí alcanzan la máxima gloria posible, sin contar esa maravilla blanca, mejor dicho, de oro, que es el Château d'Yquem.
Qué decir de los borgoñas, los amadísimos "Burgundy" de los ingleses. Joyas casi insuperables, en blancos y en tintos, procedentes de dos uvas excepcionales: la Chardonnay, blanca de la que se obtiene la maravillosa familia de los Montrachet, y la pinot noir, una tinta delicadísima de la que proceden los Romanée-Conti, los Clos Veugeot y la ilustrísima casa de los Chambertin. A estos tintos, tal como están las cosas hoy en lo que a colores toca, bien que les podríamos llamar "claretes": son de color rojo rubí, no casi negros. Y son maravillosos.
Y la Champagne. El champán es sinónimo de fiesta, de celebración. Ese espumoso procedente de esa segunda fermentación en botella controlada por Dom Pérignon lleva tiempo siendo considerado el vino de los reyes y el rey de los vinos. Buena parte de su éxito se debe, cómo no, a los ingleses, cuyas tropas ocuparon la zona al final de los tiempos napoleónicos y gozaron de la alegría de este vino.
Tanto, que se cuenta que a la señora Clicquot le informaron, en París, de que en sus cavas de Reims los ingleses (los prusianos y los rusos) estaban bebiéndose la bodega. Ella, sin inmutarse, les dijo: "Que beban. Ya pagarán". Y ya lo creo que pagaron, y siguen pagando.
El champán normal se elabora con dos uvas de las ya citadas, la Chardonnay y la pinot noir, junto con otra tinta, la pinot meunier. Si el champán es un "blanc de blancs" estará hecho sólo con la variedad blanca, la chardonnay. Los hay maravillosos.
Curioso. Son, cómo no, los grandes vinos de Francia, procedentes de regiones que no siempre lo fueron. La Aquitania, ya se ha dicho, fue inglesa mucho tiempo, antes de unirse a la corona francesa. La Borgoña era independiente (y belicosa), y la Champaña, por lo menos, autónoma. Mucho dice del amor que borgoñones y champaneses sienten desde siempre por su vino el hecho de que, en los viejos tiempos, en Borgoña mandaba un Duque, y en Champaña un Conde. No podía ser de otro modo, porque allí, como en Burdeos, el único rey es el vino.
Así que ya ven que también la versión francesa de la BBC, sin tener nada que ver con la inglesa, tiene motivos suficientes para sentirse orgullosa de lo que produce. Ni más ni menos que los mejores vinos del mundo. O, al menos, los que tienen más fama, que no es poco.