Cuesta mil 400 dólares cubrir una llaga en el pie de un diabético con una pieza de piel cultivada, ayudando a la cicatrización si los pacientes evitan presionar esa zona
Así que cuando en Estados Unidos el sistema Medicare aceptó pagar el tratamiento, pero no los 100 dólares adicionales de un simple molde de yeso para protegerlo, un fabricante de piel cultivada comenzó el año pasado a dar gratuitamente las protecciones a algunos pacientes necesitados.
Sin la protección adecuada, "la persona caminará a la parada del autobús y la destruirá (la pieza de piel)", dijo furioso el doctor David G. Armstrong, de la Alianza del Sur de Arizona para el Salvamento de Extremidades.
Expertos en este tipo de salvamento señalan que muchas de las más de 80 mil amputaciones de pies, dedos y la parte inferior de piernas de diabéticos que se realizan anualmente serían evitables si los pacientes obtuvieran el cuidado adecuado para su pie.
La amputación por descuido
Sin embargo, están frustrados porque pocos de ellos lo hacen antes de estar ya en lo que se llama la escalera a la amputación, sufriendo un incremento de problemas de pie debido a la combinación de ignorancia (entre pacientes y médicos) y a discusiones por el pago del tratamiento.
"No hay actualmente una medicina mágica para el pie diabético", dice el médico especialista Lawrence Lavery, de la Universidad Texas A&M, quien deplora que el cuidado preventivo simple pero efectivo sencillamente no esté recibiendo atención.
"La gente viene (diciendo): 'Hey, mi esposa advirtió hoy un rastro de sangre mientras yo caminaba sobre el linóleo en la cocina. ¿Qué debo hacer?"', comentó el doctor.
Aproximadamente 24 millones de estadounidenses tienen diabetes, lo que significa que sus cuerpos no pueden regular adecuadamente los niveles de azúcar, o glucosa. Con los años, los niveles altos de glucosa dañan gradualmente los vasos sanguíneos y los nervios.
Un resultado cruento de ello: Creca de 600 mil diabéticos desarrollan úlcera de pie anualmente. El flujo sanguíneo pobre en la parte baja de las piernas hace que esas úlceras cicatricen lentamente; y la pérdida de sensibilidad en el pie, llamada neuropatía, hace que los pacientes tarden en advertir incluso heridas pequeñas que pueden gangrenarse rápidamente.
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