El estrés y sus efectos en el sistema inmunitario suponen para una gran cantidad de personas una relación directa entre estrés acumulado y el desarrollo de una enfermedad. Enfermamos de gripe, resfriados o infecciones víricas en periodos de estrés laboral, o personal. Algunas personas solo enferman en periodos vacaciones. Todo esto ha llevado a gran cantidad de investigadores a relacionar el estrés directamente con una deficiencia del sistema inmunitario.
Dichos estudios científicos indican que el estrés psicológico aumenta la vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas, incluidas las gripes. Por el contrario, los estados de ánimo positivos y la relajación nos hacen menos propensos a contraerlas.
El tema central de estas investigaciones son los efectos de estrés en el sistema inmunitario, ya que la función de este es protegernos de contra microorganismos que producen enfermedades u otros elementos nocivos para el cuerpo. En los últimos años se ha demostrado el papel influyente de las variables psicológicas en el desarrollo de enfermedades infecciosas. Las emociones positivas resultaron ser un factor de protección contra infecciones por virus.
Otra de las conclusiones es que programas de reducción de estrés como la meditación, el yoga o diversas técnicas similares que inducen a la relajación a través de la atención consciente, tiene como consecuencia una mejora del sistema inmunológico.
Hemos llegado a nivel de estrés de diario, de impersonalización, de automatismo hasta tal punto que lo hemos integrado en nuestro día a día como un método de vida sin darnos cuenta que esta disgregación de mente-cuerpo-espíritu nos llevan a la enfermedad.
Seamos más conscientes de nosotros mismos e integremos en nuestra vida un rato al día para relajarnos, hacer deporte y llevar una alimentación equilibrada
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