miércoles, 22 de diciembre de 2010

Inquietudes antes de dar a luz


VIDA Y SALUD.COM

¿Estás nerviosa sobre cómo será realmente tu parto? Relájate y lee este maravilloso artículo publicado por Denise Schipani en el Blog de Ser Padres. Está lleno de consejos para que tanto tú como tu esposo puedan permanecer calmados y preparados para el gran día.

Cuando estaba embarazada de mi primer hijo, me aterraba que pudiera perder el control en pleno parto y comenzar a gritar, jalarme el pelo, maldecir a mi marido. Resulta que no hubo alaridos. Y aunque terminé teniendo una cesárea, lo cual fue una sorpresa, todo salió bien y cuando me dieron de alta, tenía en brazos a un saludable bebé. Pero mi temor no era irracional ni insólito. Les pedimos a obstetras que nos dijeran qué asusta más a las mujeres sobre el parto y por qué no deben preocuparse tanto…

“Temo que mi parto dure varios días.”

La reconfortante verdad es que el parto promedio en primerizas dura 18 horas, según Marjorie Meyer, M.D., especialista en medicina materna y fetal de la University of Vermont College of Medicine, en Burlington. De hecho, debido al peligro de contraer una infección, no se permitirá que tu parto dure más de 20 horas una vez que rompas fuentes. El parto activo comienza cuando el útero tiene 4 centímetros de dilatación. A partir de entonces, la mayoría de las primerizas se dilatan un centímetro por hora u hora y media (y en el caso de las que no son primerizas, 45 minutos a una hora). Eso significa que en un promedio de 6 a 10 horas pasarás a la etapa de pujar del parto. “Si no, es posible que tu médico te dé Pitocin para acelerar las contracciones”, afirma Kellie Flood-Shaffer, profesora del departamento de ginecología y obstetricia del Health Sciences Center de la Texas Tech University. “También evaluará a tu bebé, para asegurarse de que su tamaño y posición no estén impidiendo el parto”.

“Tan sólo pensar en la episiotomía me hace temblar.”

Durante una episiotomía, el médico te corta el periné (el espacio que media entre la vagina y el ano) a fin de hacer espacio para la cabeza del bebé. Aunque el procedimiento era muy común en una época, te agradará oír que, hoy en día, los médicos realizan episiotomías en menos del 30 por ciento de los partos. La incidencia posiblemente sea incluso menor en tu hospital. De hecho, estudios recientes indican que el número de episiotomías rutinarias está disminuyendo considerablemente en todo el país. Habla con tu médico con anticipación sobre su filosofía, y deja en claro que te gustaría evitar el procedimiento. Puedes aumentar la elasticidad de la zona con un masaje perineal durante los últimos meses del embarazo.

“Quiero una epidural, pero la parte del pinchazo me aterra.”

Cuando te ponen una epidural, te dan un medicamento para que no te duela el punto de la inyección (el espacio entre la médula espinal y la membrana externa), por medio de un catéter pasado por una aguja hueca en la parte baja de la espalda. Aunque las epidurales ayudan a que conserves la fuerza al limitar cuánto duelen las contracciones, el procedimiento saca a relucir la fobia a las agujas de algunas mujeres. Pero tranquilízate: “La tasa de complicaciones relacionadas con las epidurales es minúscula, y no hay peligro de lesiones a la médula espinal”, asegura la doctora Meyer. Y en realidad el procedimiento en sí no es nada doloroso.

“Temo que termine teniendo una cesárea.”

Relájate. Las posibilidades de tener un parto vaginal generalmente están a tu favor. La tasa general de partos por cesárea en Estados Unidos es del 20 al 25 por ciento, y las probabilidades entre las primerizas es de 12 a 13 por ciento. La causa más común de cesáreas es un parto que no avanza. “Si tu médico no ve un cambio en la dilatación del útero durante por lo menos dos horas, es posible que llegue a la conclusión de que el parto no está avanzando”, afirma Carl V. Smith, M.D., profesor y decano del departamento de ginecología y obstetricia del University of Nebraska Medical Center. También puede recomendarla si tu bebé está en apuros, de nalgas (breech position) o en el caso de que tengas la placenta baja (lo que se denomina placenta previa).

Si, a fin de cuentas, necesitas una cesárea, probablemente no sientas dolor alguno. En la mayoría de los casos, te adormecerán del pecho para abajo, o sea que lo más que sentirás es cierta presión y un poco de jaloneo. Excepto en situaciones de emergencia como sufrimiento fetal, puedes reducir las posibilidades de tener una cesárea tomando clases de parto y hablando con tu médico sobre qué esperar cuando des a luz. Si lo haces, estarás mejor preparada para la experiencia y es menos probable que aceptes tener una cesárea.
“Me preocupa que el dolor sea tan intenso que pierda el control.”

Tu capacidad de aguantar el dolor es mayor de la que piensas. Asegúrate de hacer los ejercicios de respiración que te enseñaron en las clases de parto. Recuerda, además, que los analgésicos sí surten efecto. Incluso si estás decidida a tener un parto natural, asegúrate de hablar con tu médico sobre estos medicamentos, por si acaso. Y no te sientas mal si terminas pidiéndolos. Finalmente, aunque algunas mujeres sí se alteran un poco durante el parto, no será nada nuevo para tu médico. “Realmente no nos importa si gritas o maldices”, dice la doctora Meyer, “si es que eso te ayuda a lidiar con el dolor”.

Los hombres le temen:

• A cortar el cordón umbilical. Es su momento estelar, pero algunos hombres se preocupan de hacerlo mal por algún motivo. Recuérdale a tu esposo que no hay nervios en el cordón, por lo que no te dolerá a ti ni al bebé, y que el médico le dirá dónde tiene que hacer el corte.

• A desmayarse. En realidad, la mayoría de los hombres mantienen la compostura. Si tu esposo es particularmente nervioso, asegúrate de que vaya a clases de parto.

• A verte sufrir. No hay mucho que él pueda hacer a la hora de la verdad, pero habla con él con anticipación sobre los diversos tipos de analgésicos disponibles y hagan juntos los planes para el parto. Haz que tu esposo vele por tus intereses en la sala de parto; eso hará que se sienta menos inútil y que tú quedes liberada de lidiar con las minuciosidades del día.

• A que algo le pase al bebé durante el nacimiento. Recuerda que si estás en el hospital con tu médico, no deberías correr ningún peligro. Siempre pueden ocurrir accidentes inesperados, pero estarás rodeada de un equipo experimentado. Si llegara a haber sufrimiento fetal o el médico identifica cambios en el ritmo cardíaco del bebé (sea escuchando con un estetoscopio o usando un monitor especial), él decidirá si es necesario practicar una cesárea de emergencia, si necesitará utilizar fórceps o realizar una extracción por ventosa.

Opciones contra el dolor:

No cabe duda de que el parto es doloroso, pero afortunadamente existen varias estrategias para aliviarlo ya sea con medicamentos o utilizando otras técnicas libres de drogas. He aquí las opciones más comunes.

• Libre de drogas Aprender a respirar y a pujar con las contracciones acelera el parto. No todas las mujeres lo pueden aguantar. Es necesario que asistan a alguna clase prenatal para aprender a relajarse.

Hay dos clases principales de anestésicos que causan bloqueos regionales de nervios y que derivan en la pérdida de la sensación en el área del nervio donde se inyectan. Tú estarás consciente durante el proceso. La desventaja es que pueden causar un parto dilatado o disminuir el impulso de pujar durante un parto vaginal. Los dos anestésicos más comunes son:

• La epidural. Causa pérdida de sensación de la cintura para abajo sin paralizar las piernas. Se da a través de un cateter que se inserta en la espalda durante el parto. Se aplica en un espacio entre el hueso y la médula espinal. Las ventajas consisten en que el personal médico puede aumentar, disminuir o parar el bloqueo, según el nivel de dolor y la etapa del parto. Tú te podrás mantener consciente y ser capaz de pujar y de participar activamente. Las desventajas: fuertes dolores de cabeza, baja en la presión arterial de la madre, lo que puede resultar en que el bebé no reciba suficiente oxígeno.
• Espinal. Causa pérdida de sensación en el área de la pelvis únicamente. Se inyecta en una sola dosis antes del nacimiento. El anestésico entra en el líquido que rodea la médula espinal. Los efectos desaparecen rápidamente.
Disfruta de tu parto. ¡Dar a luz es una de las más bellas cosas que harás en tu vida!

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