martes, 2 de noviembre de 2010

Cuando los niños tienen un catarro o resfriado… ¿Qué puedes hacer?


VIDA Y SALUD.COM

Desde hace varios años existe un debate sobre el uso de medicamentos para el catarro o gripe en los niños. Si bien se pensaba que podían ayudar a sobrellevar los síntomas, varias alarmas se han encendido en relación los posibles efectos secundarios de las medicinas para el catarro. ¿Cuál es la verdad sobre este tema y qué debes tener en cuenta a la hora de comprar medicamentos para el resfriado?

Si tienes un hijo o hija con la nariz tapada, tos, ojos llorosos y dolor de garganta, lo más normal es que te preocupes por querer ayudarle a mejorar sus síntomas del resfriado. Seguramente tu primer instinto puede ser correr a la farmacia a comprarle algún medicamento para el catarro. O puede ser que no lo hagas debido a las dudas que hay respecto a los efectos secundarios que pueden causarle estos medicamentos a los niños. Si es así, haces bien.

La razón es que estos medicamentos para el resfriado y para la tos no los curan, ni hacen que la enfermedad dure menos. Pero en cambio, sí es posible que tengan algunos efectos secundarios que no deben tomarse a la ligera, entre ellos convulsiones y taquicardia. Esto es cierto para los niños de todas las edades, pero aún más para los que son menores de 2 años.

¿Qué se recomienda entonces cuando tus niños tienen catarro?

No le des medicamentos para la tos o para el resfriado a los niños menores de 2 años.
Sigue cuidadosamente las indicaciones en la etiqueta para administrar jarabes, analgésicos o descongestionantes a los niños mayores de 2 años.
No le des a tu hijo(a) dos medicamentos que contengan el mismo ingrediente. Esto le puede causar una sobredosis.
Olvídate de los antibióticos. Estos sólo sirven cuando hay una infección causada por bacterias, no por virus (que es el caso de la gripe o el catarro). Además, el uso excesivo de antibióticos puede crear resistencia a ellos.
El acetaminofén (Tylenol) y el ibuprofeno (Advil) pueden ayudar a reducir la fiebre y a aliviar el dolor de cabeza y garganta. Si le das uno u otro a tu hijo(a), sigue cuidadosamente las indicaciones sobre la dosis.
Ayuda a tu hijo(a) con las siguientes estrategias:

Dale muchos líquidos. Esto ayuda a aflojar la congestión y la mucosidad.
Dale golpecitos en la espalda para ayudarlo a toser y a eliminar las flemas.
Usa un vaporizador para humedecer sus vías respiratorias.
Dale una solución de agua tibia con sal para que haga gárgaras y le ayude a mejorar el dolor de garganta.
En el caso de los bebés o los niños muy pequeños, usa una bombita de succión para sacarles la mucosidad de la nariz.
Déjalo que descanse y se recupere. Si es necesario, no lo mandes a la escuela. Así no contagiará a otros niños y se recuperará más pronto.
Si tu hijo(a) tiene fiebre alta, está orinando menos de lo normal, tose por más de una semana, su mucosidad es espesa y verde o tiene dificultad para respirar, no dudes en contactar al médico de inmediato.

Y desde luego, recuerda que la mejor arma contra los catarros y las gripes es la prevención. Lavarse las manos, cubrirse al estornudar o al toser con el interior del codo y evitar el contacto con personas enfermas. Y desde luego, cuando se trata de la gripe o influenza, contamos con la vacuna.

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