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Varias publicaciones médicas instaron a los profesionales sanitarios de todo el mundo a que conviertan la salud en el centro de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebrará en Cancún (México).
Un editorial publicado de forma simultánea en el British Medical Journal, The Lancet y el Finnish Medical Journal alerta de que no debe pasarse por alto el vínculo existente entre las políticas sobre cambio climático y las de sanidad.
Escrito por Robin Stott e Ian Roberts en nombre del Consejo de Clima y Salud, dicho editorial constituye un llamamiento a los profesionales sanitarios de todo el mundo para que adopten medidas que ayuden a erradicar los efectos que tiene el cambio climático en la salud.
Un fracaso a la hora de acordar reducciones radicales en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) desencadenará una catástrofe mundial, según previenen los autores de este artículo.
Ante la celebración a finales de mes de la reunión sobre cambio climático en México, Stott y Roberts argumentan que "si los delegados en esta conferencia piensan que la obesidad y el cambio climático no están relacionados, están equivocados".
Según ellos, "el planeta se está calentando, la gente está engordando y el empleo de energía de combustible fósil es la causa de ambos".
Stott y Roberts también señalan que detrás de Estados Unidos, México, donde se celebrará la conferencia, "es el segundo país en cuanto a la prevalencia de obesidad", ya que uno de cada cuatro mexicanos es obeso.
Además, estos expertos afirman que caminar hacia una economía baja en emisiones de carbono "podría ser el próximo gran avance en salud pública".
"Por ejemplo, una economía baja en carbono implicará menos polución y una necesidad de mayor actividad física", apuntan.
Los autores observan también que "una dieta baja en carbono (especialmente en la que se coma menos carne) y hacer más ejercicio significará menos cáncer, obesidad, diabetes, enfermedades coronarias e incluso depresión" y añaden que "una reducción en el empleo de vehículos y en el consumo de carne recortaría también los precios de la comida mundial".
Stott y Roberts consideran que los profesionales sanitarios de todo el mundo tienen la "responsabilidad" de colocar la salud en el centro de las negociaciones sobre cambio climático.
"Responder al desafío que plantea el cambio climático podría ser el reto más importante al que se enfrenten los profesionales sanitarios", agregan.
Varias publicaciones médicas instaron a los profesionales sanitarios de todo el mundo a que conviertan la salud en el centro de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebrará en Cancún (México).
Un editorial publicado de forma simultánea en el British Medical Journal, The Lancet y el Finnish Medical Journal alerta de que no debe pasarse por alto el vínculo existente entre las políticas sobre cambio climático y las de sanidad.
Escrito por Robin Stott e Ian Roberts en nombre del Consejo de Clima y Salud, dicho editorial constituye un llamamiento a los profesionales sanitarios de todo el mundo para que adopten medidas que ayuden a erradicar los efectos que tiene el cambio climático en la salud.
Un fracaso a la hora de acordar reducciones radicales en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) desencadenará una catástrofe mundial, según previenen los autores de este artículo.
Ante la celebración a finales de mes de la reunión sobre cambio climático en México, Stott y Roberts argumentan que "si los delegados en esta conferencia piensan que la obesidad y el cambio climático no están relacionados, están equivocados".
Según ellos, "el planeta se está calentando, la gente está engordando y el empleo de energía de combustible fósil es la causa de ambos".
Stott y Roberts también señalan que detrás de Estados Unidos, México, donde se celebrará la conferencia, "es el segundo país en cuanto a la prevalencia de obesidad", ya que uno de cada cuatro mexicanos es obeso.
Además, estos expertos afirman que caminar hacia una economía baja en emisiones de carbono "podría ser el próximo gran avance en salud pública".
"Por ejemplo, una economía baja en carbono implicará menos polución y una necesidad de mayor actividad física", apuntan.
Los autores observan también que "una dieta baja en carbono (especialmente en la que se coma menos carne) y hacer más ejercicio significará menos cáncer, obesidad, diabetes, enfermedades coronarias e incluso depresión" y añaden que "una reducción en el empleo de vehículos y en el consumo de carne recortaría también los precios de la comida mundial".
Stott y Roberts consideran que los profesionales sanitarios de todo el mundo tienen la "responsabilidad" de colocar la salud en el centro de las negociaciones sobre cambio climático.
"Responder al desafío que plantea el cambio climático podría ser el reto más importante al que se enfrenten los profesionales sanitarios", agregan.
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