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Las mujeres de cuarenta con antecedentes familiares moderadamente elevados de cáncer de mama deberían someterse a mamografías anuales.
Aunque dichos exámenes son rutinarios en Estados Unidos para las mujeres en esas condiciones de edad y antecedentes, a las mujeres en Europa con riesgos familiares no siempre se los ofrecen si tienen menos de 50 años.
Investigadores británicos estudiaron a 6 mil 710 mujeres menores de 50 años con riesgo moderado de cáncer de mama, lo que significa personas con un familiar íntimo que tuvo cáncer de mama antes de los 50. Esas mujeres tienen un riesgo de dos a tres veces mayor de contraer cáncer de mama que la mujer promedio.
Las mujeres fueron observadas durante cinco años y recibieron mamografías anuales durante unos cuatro años. Un total de 136 mujeres del grupo fueron diagnosticadas con cáncer de mama durante el transcurso del estudio.
Los médicos supusieron que no sería ético tener un grupo de comparación al que no le ofrecieran los exámenes. Por eso usaron los datos de dos estudios previos: de mujeres a quienes no las habían examinado y pacientes de cáncer de mama con antecedentes familiares.
El estudio fue demasiado breve como para demostrar si los exámenes permitían salvar vidas, pero utilizando el tamaño y gravedad del tumor, el profesor Stephen Duffy de la Queen Mary University de Londres y uno de los autores del estudio calculó que las mamografías anuales reducían la tasa mortal en un 20% en las mujeres con riesgo familiar moderado.
Los tumores que hallaron eran menores y con menos probabilidades de propagación comparados con los de las mujeres que no habían sido examinadas y que después tuvieron cáncer. Los científicos calcularon que a lo largo de una década, dos mujeres se salvarían por cada mil examinadas.
El estudio fue publicado en línea en la revista médica Lancet Oncology. Fue financiado por la oficina de evaluación tecnológica del Servicio Nacional de Salud.
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