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A la hora de la alimentación del niño se debe seguir una dinámica de calidad y cantidad, teniendo en cuenta que no hay alimentos malos, sino combinaciones equivocadas, por lo que se deben de vigilar las cantidades.
Las recomendaciones básicas son una alimentación lo más variada posible, pero siempre vigilando las cantidades porque los niños están comiendo más cantidad de la que necesitan y hay que tener en cuenta que los niños tiene unas necesidades menores y que es importante que realizen actividad física.
Los objetivos principales de la alimentación en el niño son cubrir sus necesidades nutricionales de modo que permita un crecimiento óptimo; evitar desequilibrios nutricionales; prevenir enfermedades crónicas de adulto; y promover la adquisición de buenos hábitos.
Ante la falta de tiempo de los padres y el abuso de la comida rápida, se recomienda el uso de legumbres, verduras y sopas, arroces y pastas entre otros, que fromen parte de una dieta sana.
Se recomienda cuidar el desayuno, que sea completo y equilibrado, para mejorar el estado de salud de los jóvenes, su rendimiento escolar y su grado de concentración. La merienda con los mismos grupos de alimentos que en el desayuno, pero en menor cantidad, ya que las actividades que restan hasta el final del día son más ligeras.
En lo que se refiere a las cenas deberían contener los mismos grupos de alimentos que la comida del mediodía, pero en cantidades menores y en preparaciones de fácil digestión, ajustándose las raciones a la edad del niño, y evitar que las comidas se hagan delante de la tele, la videoconsola o el ordenador, ya que hace que no se tenga conciencia de lo que se está comiendo, sobre todo en cantidad. Europa Press.
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