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Cuando los padres cumplen misiones militares, los hijos tienen el doble de probabilidades de portar un arma, unirse a una pandilla o trenzarse en peleas, sugiere un nuevo estudio, el cual no excluye a las hijas.
"Este estudio plantea serias preocupaciones sobre una de las consecuencias poco reconocidas de la guerra", afirmó Sarah Reed, quien dirigió la investigación sobre las familias de militares en el estado de Washington.
El año pasado, casi dos millones de jóvenes estadounidenses tenían por lo menos a padre o madre sirviendo en las fuerzas armadas.
El despliegue de militares en el frente de combate puede dañar a una familia de varios modos. Existe estrés cuando el padre o madre está en el exterior y en peligro, ya que el restante debe asumir todas las responsabilidades familiares. También puede haber desafíos después del regreso, especialmente si quien vuelve padece daños físicos o psicológicos.
El efecto que ejerce el despliegue militar en los niños es un terreno de estudio nuevo.
Se considera que el estudio es el primero de su tipo que observa a los afectados por los despliegues militares en Afganistán e Irak. Es único porque observó una amplia franja de la población estatal comparando el comportamiento de los hijos de familias de militares con sus pares en familias no militares.
El estudio, que sería presentado el lunes en una conferencia sobre salud pública en Washington DC, se basó en un cuestionario en el 2008 a unos 10 mil estudiantes de los grados 8, 10 y 12 en Washington. Ese estado tiene el sexto mayor número de población militar activa en el país.
Unos 550 de los niños encuestados dijeron haber tenido padre o madre en una zona de combate en los seis años anteriores.
El estudio trató de tener en cuenta diferencias potenciales en antecedentes educativos y otros factores entre familias militares y la población en general que pudieran afectar los resultados.
Aun después de tomar medidas para neutralizar dichas diferencias, los investigadores hallaron que las hijas en edad de escuela secundaria de padres en misión militar tenían tres veces más probabilidad que las demás muchachas de su edad de estar en una pandilla o de involucrarse en una pelea. También tenían el doble de probabilidad de llevar un arma a la escuela.
Había aumentos similares entre los varones de familias con padres en misiones militares en comparación con los civiles.
Los expertos dicen que las conclusiones contradicen la creencia generalizada de que las niñas estresadas exhiben una conducta "internalizada", como deprimirse o tener ideas suicidas, mientras que los varones "externalizan" mediante conducta violenta.
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