miércoles, 21 de septiembre de 2011

Poesía y cine dan voz a personas con trastorno obsesivo compulsivo


CNNMEXICO.COM

“Estoy a nada de volverme una reclusa, pero elegí luchar a diario por salir de esta agobiante prisión”. Así es como Gemma Boyd describe su vida con trastorno obsesivo compulsivo (TOC), una enfermedad mental caracterizada por pensamientos indeseables y comportamientos o rituales repetitivos que pretenden reducir la ansiedad.

Escribió esas palabras en un poema en noviembre, la primera vez que intentó lidiar con su lucha diaria a través de la creación literaria.

Boyd, música y poeta de 35 años de edad, compartió su poema en línea en Machine Man (Hombre máquina), un foro en línea donde cualquiera que tenga algo que decir sobre el TOC puede publicar su arte, escritos y proyectos multimedia, además de poder unirse a discusiones sobre esta condición.

El foro es la contraparte en línea de un proyecto cinematográfico también llamado Machine Man, que pretende informar sobre el TOC, y lo que es realmente “para quitar la vergüenza y el estigma”, dijo Kellie Madison, escritora y directora de Machine Man.

En el trailer de la película, el protagonista dice "mi cerebro es una máquina, y la máquina está rota".

El poema de Boyd presenta la lucha de un hombre joven contra el TOC, mostrando la intensa ansiedad y compulsiones que dominan su vida y no le permiten tener una relación con la mujer que ama. El guión está completo, y la producción aún está en su etapa de financiamiento.

En el foro en línea, Boyd y otros con TOC encontraron un espacio seguro para expresar una parte de sus vidas que antes estaba oculta. Admiran el prospecto de una película que represente sus luchas y muestre al público en qué consiste el desorden.

“Espero poder tener una plataforma con esta película, y cambar mi vida porque no tengo otra opción”, dijo Stephanie, colaboradora poética de Machine Man, quien también sufre TOC.

La enfermedad parece tener un elemento de predisposición, es decir, algunas personas son más propensas que otras a desarrollarlo, dice John Tsilimparis, terapeuta de TOC en Los Ángeles. De hecho, hay evidencia de que la gente con TOC tiene patrones de actividad cerebral distintivos. Las situaciones de estrés y los eventos traumáticos pueden desencadenar síntomas.

“Aunque soy el arquitecto, se me olvidó cómo dibujar. Mi salud decayó. Tengo TOC, e intenté la perfección por muchas razones”, dijo Stephanie en un poema reciente llamado My Frame.

Boyd no quiere compartir el evento traumático que comenzó a obsesionarla con la contaminación hace cinco años. Antes de eso, ella tenía memorias acumuladas y reprimidas de abusos sexuales en su infancia, y eso desencadenó su ansiedad.

Los pensamientos molestos comenzaron con el miedo a la sangre. Después comenzó a temer ser atacada por un hombre, incluso por amigos hombres. En los peores casos no podía salir de su casa porque no dejaba de revisar sus electrodomésticos, por miedo a un incendio o a que alguien entrara.

“Revisar una y otra vez números, páginas de revistas, mensajes de texto, aparatos… eso hace que mis nervios se disparen. El agotamiento gradual de mis funciones cerebrales y los niños que repiten y repiten agravan mi ira”, escribió.

Hoy en día evita muchas situaciones que antes disfrutaba, para no tener contacto social: albercas, cines y restaurantes. “Es una lucha contra muchas cosas que la gente no considera. No dejo que arruine por completo mi vida, pero es una lucha cuesta arriba”, dijo.

Y de las multitudes, ni se diga, a menos que la gente la escuche tocar música. Como profesional, Boyd descubrió que la ansiedad que la restringe en su vida diaria no es tan mala cuando está detrás de su instrumento. La música ha sido una medicina para ella.

“Cuando estoy tocando, como tengo mi instrumento frente a mí, me siento algo protegida. En una situación normal siento que no tengo piel”, dijo.

Por muy mencionado que sea hoy el TOC en la cultura popular (un episodio reciente de Glee se concentró en eso) Boyd tuvo problemas para conseguir ayuda en Brighton and Hove, Inglaterra.

Se sometió a varias terapias psicológicas antes de recibir su diagnóstico de TOC y estrés postraumático. Después ella esperó, y esperó, y pasaron tres años antes de que comenzara a visitar, supuestamente, a la mejor terapeuta en la zona para esta condición relacionada al abuso sexual. Después, la terapeuta aceptó que no sabía mucho sobre el TOC. Boyd estuvo con ella dos años, pero sólo le ayudó parcialmente.

“Me da miedo abrirme para que me digan que no hay ayuda disponible. En lugar de buscar ayuda, leo todo sobre el TOC”, dice. Además, ha aprendido a través de la televisión. El programa de A&E, Obsessed, le enseñó la diferencia entre la obsesión y la compulsión, así como los fundamentos biológicos del desorden y varios tipos de terapias.

Un tratamiento de comportamiento que mostró ayudar al TOC es la terapia de exposición. Básicamente, el paciente está obligado a confrontar sus miedos, por ejemplo, salir en público o dejando que pase el tiempo sin revisar si los aparatos están prendidos.

El terapeuta ayuda sistemáticamente al paciente a insensibilizarse. Los psiquiatras también recetan medicamentos llamados inhibidores de recaptación selectiva de serotonina, que también ayuda a combatir la depresión.

Como la lucha de Boyd contra el TOC se ha vuelto más difícil recientemente, quiere investigar más sobre las opciones de tratamiento en su país.

No toma medicamentos, y se opone a ellos en este momento. Intentó técnicas de terapia de exposición por su cuenta, pero es muy fatigante hacerlo sin apoyo.

“Necesitas la ayuda presencial de alguien mientras sufres los síntomas, que pueden ser aterradores”, dijo.

Boyd ha recibido retroalimentación positiva por su poema en el foro de Machine Man, y algunas personas le han pedido que escriba más al respecto. Ella dice que probablemente lo hará.

“Me ha ayudado a sentir que no estoy sola con mi TOC”, dijo. “Espero que yo también haya ayudado a otras personas a no sentirse solas”.

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