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“Tener problemas para embarazarnos fue difícil, pero se volvió algo muy extraño cuando me di cuenta de que el responsable de esto era yo”, comenta Alfredo Munguía, un arquitecto de la Ciudad de México de 40 años, casado desde hace cuatro. “Yo había aprendido que como hombre lo único que necesitaba era tener una erección y mantener relaciones sexuales con mi esposa para poder concebir a un hijo. Después de este descubrimiento, llegué a pensar hasta en el divorcio para que ella pudiera rehacer su vida”.
En el pasado, la responsabilidad de poder tener hijos en una pareja era casi exclusivamente de las mujeres. La infertilidad masculina ha dejado de ser un mito y, gracias a los avances realizados por los científicos, se ha determinado la importancia que tiene el rol del hombre en esta ecuación. Eduardo Goyri, director de Instituto Valenciano de Infertilidad México, comenta: “El 40% de las causas de infertilidad en una pareja se deben a razones específicas de los hombres; el otro 40% a causas relacionadas con las mujeres y el 20% restante a causas en conjunto”.
Mientras que hay estudios donde se muestra que la fertilidad de las mujeres comienza a decaer aproximadamente a los 35 años, también se ha descubierto que la fertilidad del hombre se puede ver afectada, en algunos casos, desde los 39 años aproximadamente.
En 2003, una investigación llevada a cabo por la BBC demostró que muchos hombres infértiles poseían altos vestigios de plomo tóxico en su sangre. Los investigadores se sorprendieron al descubrir que los hombres involucrados en dicha investigación, no absorbían el plomo en sus lugares de trabajo, sino por medio de la bebida (alcohol), el cigarrillo y la falta de ejercicio. Se descubrió que el plomo afecta negativamente el funcionamiento óptimo del esperma, no permitiéndole fertilizar los óvulos.
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